Relato del perro negro y del viejito

 En primer lugar quiero decirte que no soy un escritor, voy a utilizar el lenguaje oral, no el lenguaje literario que utilizan los escritores. Así que espero que sea grato este relato oral que te quiero compartir sobre una leyenda de barrio.



Yo soy de Mazatlán Sinaloa México,  nací y viví en una Colonia Popular la Colonia Juárez;  esto fué entre los años 1975 y 1980.


Flotaban siempre relatos a los que llamábamos de espantos, de miedo, de fantasmas, terror, etcétera.

Cuando yo era niño - adolescente  nos juntábamos en la esquina del barrio, afuera de la tiendita a relatarnos historias. Todo esto se podía vivir ya que no había redes sociales, no había celulares, no había esos distractores o esas máquinas que te absorben la vida, te absorben la capacidad de interacción, de conocimiento del otro, de culturizacion popular.

Estábamos llenos de creencias infantiles o de adolescentes, creencias que nos fueron transmitidas por los abuelos, por los padres. Yo ahora siendo adulto, puedo reconocer que el objetivo de estos relatos era para que nos portáramos bien.
Y tambien para que supiéramos que hay algo más allá de lo que captamos en esta  dimensión materialista.
Con esto no. Te  estoy diciendo  que crea  que  el  mundp  está lleno de  estos  fenomenos, para  nada. Pero si un caso  entre millones, vale  la pena investigar y comprobar la conexión entre las dimensiones materiales y las dimensiones energéticas.
Pero ya me desvié del asunto. Regreso.

El cuento o relato que te quiero decir es acerca del Perro Negro, que iba  acompañando al viejito de la carreta que era tirada por un caballo negro y esquelético.
Al anciano no se le veia el rostro, portaba un gran sombrero de ala ancha, vestido tambien con un jorongo negro.

Estos relatos eran frecuentes y los haciamos  entre las 9 y 10 de la noche ya que habíamos jugado bastante en el barrio y no teniamos mas  energía.   En este momento en que nos juntábamos, antes de que nuestros padres nos llamarán para dormir o por decirlo así para cenar y luego dormir; decíamos vamos a contar cuentos de espantos y siempre surgía este relato del Perro negro o el perro del diablo.
  ¿Cómo funcionaba eso?  se supone que  entre las 12 de la noche y la 1 de la mañana ya que todos estamos en las casas encerrados. Entonces se escuchaba un tremendo viento huracanado y en la boca Cálle. (la boca Cálle es el encuentro de dos calles, le llamabamos nosotros la boca calle)

En el cruce de esas calles, en el centro de ese cruce se aparecía El perro negro del diablo, y a los que veía fuera en la calle sean niños o adultos ese perro lo mordía y lo arrastraba a un profundo hoyo y se lo llevaba al infierno.
Así recuerdo que estando acostado donde yo vivía, en ese puerto muy caluroso en verano, sin aire acondicionado y a veces sin ventilador.  Dormíamos en el piso y solamente se tendía una sábana, porque era tanto el calor que  no aguantabas un colchón.
A veces yo escuchaba el tremendo viento en la noche, y  obviamente me daba mucho miedo,  escuchaba los perros ladrar o aullar  y mi mente infantil alucinada con esos relatos de miedo. Me enredaba en la  sábana, por una pequeña rendija, miraba en la penumbra a mi hermano plácidamente dormido, a mis padres tambien relajados. Y yo temblando de miedo, tambien miraba las ventanas, donde las  sombras de las  ramas de los grandes arboles de la calle se  movían agitadas por el viento.
Y pensaba, un simple vidrio de ventana me protege del  perro negro del diablo y del viejito.

Ese fué el famoso cuento del Perro negro del diablo que se llevaba a la gente que andaba en la calle después de la medianoche.

Espero que te haya gustado este relato y que me comentes, allá donde tú eres, de donde tú procedes ¿qué relatos había cuando tú eras niño?  y que te hacían volar la imaginación y que te ponia el corazón a mil por hora.

Comentarios