La cultura dentro de las razas atlantes

 En la historia de los atlantes, así como en la de los arios, alternan los períodos de progreso y de decadencia. Las épocas de cultura iban seguidas de tiempos bárbaros, durante los cuales los adelantos científicos se perdían, viniéndose a ganar de nuevo por civilizaciones que alcanzaban más altos niveles. La Arquitectura y la Escultura, la Pintura y la Música, fueron cultivadas entre los atlantes. La música, aún en los mejores tiempos, fue ruda, y los instrumentos del tipo más primitivo.


Eran estas esculturas talladas en madera o en piedra negra, dura como el basalto, y aun entre la gente rica llegó a ser moda tener sus estatuas de metales preciosos, como oricalco, oro o plata. La arquitectura fue la más ampliamente practicada de las Bellas Artes. Los edificios eran construcciones macizas de gigantescas proporciones. Algunas de ellas, de igual modo que las quintas, se hallaban en medio de jardines, y otras aparecían separadas por espacios de tierra común, siendo todas construcciones aisladas.

Pero lo que daba a la casa tolteca su fisonomía característica, era la torre que se alzaba en uno de sus ángulos o en el centro de uno de sus muros. A los pisos superiores conducía una escalera en espiral, construida en la parte exterior de la torre, la cual terminaba con una cúpula puntiaguda, que servía por lo común de observatorio. Los templos eran enormes recintos parecidos a las gigantescas construcciones de Egipto, pero fabricados en escala aún más estupenda. Los pilares que soportaban al techo eran por lo común cuadrados y rara vez cilíndricos.

En los tiempos de la decadencia, había a los costados de las naves numerosas capillas en que se custodiaban las estatuas de los ciudadanos más distinguidos. Así como las casas particulares, los templos no estaban completos sin su torre, cerrada por una cúpula, del tamaño y magnificencia correspondientes. Los metales preciosos se empleaban en gran cantidad para el adorno de los templos, cuyo interior era con frecuencia, no ya dorado, sino revestido de planchas de oro. Este poder de transmutar los metales no era universal, si bien eran tantos los que le poseían, que la fabricación era muy abundante.

De hecho la producción de estos codiciados metales puede mirarse como una de las empresas industriales de aquel tiempo con que los alquimistas se ganaban la vida. El oro era aún más apreciado que la plata, y por consiguiente, se le producía en cantidad mucho mayor .

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