HISTORIA DE LOS ATLANTES BOSQUEJO GEOGRÁFICO, HISTÓRICO Y ETNOGRÁFICO

Vamos rastrear los origenes

Para hacerse cargo de la verdadera importancia de la narración que vamos a hacer, conviene averiguar cuáles son, en realidad, las noticias que poseemos sobre la vida de nuestra gran raza raíz, la quinta raza o raza aria.


HISTORIA DE LOS ATLANTES BOSQUEJO GEOGRÁFICO, HISTÓRICO Y ETNOGRÁFICO

 Desde los tiempos de Grecia y Roma se han escrito volúmenes sobre volúmenes acerca de los pueblos que han alternado en el escenario de la Historia; se ha analizado y clasificado sus instituciones políticas, sus creencias religiosas, sus usos y costumbres sociales y domésticos, y obras sin cuento: escritas en todas las lenguas, consignan para provecho nuestro la marcha detallada del progreso. Sin embargo, debe recordarse que sólo poseemos un fragmento de la Historia de esta quinta raza: los anales de las últimas familias de la subraza celta, y los de la primera familia de nuestro propio tronco: el teutónico. 

Pero los cientos de miles de años que transcurrieron desde que los primitivos arios dejaron sus moradas en las orillas del mar central de Asia, hasta los tiempos de Grecia y Roma, fueron testigos del nacimiento y caída de innumerables civilizaciones. 

Las sub razas

De la primera subraza de nuestra raza aria, la cual habitó en la India y colonizó el Egipto en edades prehistóricas, nada sabemos en verdad; y lo mismo puede decirse de las naciones caldea, babilónica y asiria, que compusieron la segunda subraza; pues los pocos conocimientos deducidos de los jeroglíficos de las tumbas egipcias, y de las inscripciones cuneiformes de los ladrillos de Babilonia, recientemente descifrados, apenas puede asegurarse que constituyan historia.

 Los persas, que pertenecieron a la tercera subraza, la irania, han dejado algunas huellas; pero de las primitivas civilizaciones de la cuarta subraza o celta, no tenemos anales de ninguna especie. Sólo al nacer los últimos brotes de este tronco céltico, es decir, los pueblos griego y romano, entramos realmente en el período histórico. Corre parejas con la ignorancia sobre este período pasado, la ignorancia sobre el porvenir; pues de las siete subrazas que son necesarias para completar la historia de una gran raza raíz, sólo cinco han existido hasta ahora. Nuestra propia subraza teutónica, que es la quinta, ha producido ya muchas naciones, pero aún no ha terminado su carrera; mientras que las subrazas sexta y séptima que han de desarrollarse en los continentes Norte y Sur de América, habrán de dar miles de años a la historia. 

Así, pues, al tratar de resumir en unas cuantas páginas las noticias acerca del progreso humano durante un período que debe de haber ocupado, por lo menos, tan gran espacio de tiempo como el acabado de indicar, se comprenderá cuán ligero tiene que ser este bosquejo. La exposición del progreso del mundo durante el período de la cuarta raza o raza atlante, ha de abrazar la historia de muchas naciones, y registrar el nacimiento y ruina de civilizaciones numerosas. A más de esto, tuvieron lugar en diversas ocasiones durante el desarrollo de esta raza, catástrofes tales cuales no las ha experimentado todavía nuestra quinta raza. 

La destrucción 

La destrucción de la Atlántida se realizó por una serie de catástrofes cuyo carácter varió desde los grandes cataclismos en que perecieron poblaciones y territorios enteros, hasta los hundimientos de terreno, relativamente sin importancia e iguales a los que hoy suceden en nuestras costas. Una vez iniciada la destrucción por la gran catástrofe primera, los hundimientos parciales continuaron sin interrupción deshaciendo el continente con acción lenta, pero segura. Hubo cuatro grandes catástrofes superiores a las demás en intensidad.

 La primera acaeció en la edad miocena, hace 800.000 años poco más o menos.

 La segunda, que fue de menos importancia, sucedió hace cosa de 200.000 años.

 La tercera, ocurrida hace 80.000 años, fue muy grande; destruyó todo lo que quedaba del continente atlante, a excepción de la isla a la que Platón dio el nombre de Poseidon, la cual a su vez, se sumergió en la cuarta y última gran catástrofe, 9.564 años antes de la Era cristiana.

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